sábado, 7 de julio de 2012

Porqué Turquía no irá a la guerra contra Siria


La tensión y probabilidad de una guerra mundial a causa del conflicto en Siria es posible y de actualidad porque ciertos países se comportan como pirómanos, sobre todo Turquía que sigue ofreciendo la base logística para mercenarios provenientes de Libia «liberada». Arabia Saudí, la casa de Saud sigue suministrando el dinero para armarlos. Washington, Londres y París seguirán afinando las tácticas en lo que sigue siendo el prolongado, candente juego anticipatorio para un ataque de la OTAN contra Damasco.


El futuro inmediato de Siria fue planeado en Ginebra recientemente, en una de esas representaciones absurdas de la «comunidad internacional» cuando EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Turquía y Qatar y Kuwait del Consejo de Cooperación del Golfo se sentaron para preparar una «solución pacífica» para el drama sirio, aunque según se informa la mayoría de ellos arman a la oposición contra Damasco.

Se podría haber pensado que hemos vuelto a los días de la Declaración Balfour, cuando potencias extranjeras decidían la suerte de un país sin la más simple consulta de su pueblo, el que, a propósito, nunca les pidió que lo hicieran en su nombre.
En todo caso, en pocas palabras: no habrá una guerra de la OTAN contra Siria –por lo menos por el momento. Más allá del hecho de que Lavrov no tiene problemas para enfrentar a la secretaria de Estado de EE.UU., Rusia gana, por el momento.
Previsiblemente, Moscú no impondrá un cambio de régimen a Asad; teme que la consecuencia sea el derrumbe total de la maquinaria estatal siria, con consecuencias catastróficas. La posición de Washington se resume a la aceptación de un Asad muy débil, pero no necesariamente destituido.
El problema es la interpretación de «consenso mutuo», en el cual se basaría un «gobierno de transición» en Siria – la vaga formulación que emergió en Ginebra. Para el gobierno de Obama, significa que Asad debe partir. Para Moscú –y, crucialmente, para Beijing– significa que la transición debe incluir a Asad.
Hay que contar con grandes altercados respecto a la interpretación. Porque se puede pretender que haya una nueva «zona de exclusión aérea» sobre Libia –convertida por la OTAN en una campaña de bombardeo de 30.000 vuelos– que se convierta en el «gobierno de transición» de Siria, basado en «consenso mutuo».
Una cosa es segura: nada pasará antes de la elección presidencial en EE.UU. en noviembre. Esto significa que durante unos cinco meses, Moscú intentará extraer algún tipo de «gobierno de transición» de los protagonistas sirios. Después, todo es posible. Un Washington bajo Mitt Romney podría ordenar un ataque de la OTAN a principios de 2013.
Es posible que se pueda llegar a un acuerdo Putin-Obama o EE.UU.-Rusia incluso antes de Ginebra.
Rusia ha disminuido la presión sobre la OTAN en Afganistán. Luego hubo la acción altamente coreografiada de la oferta de EE.UU. de una apología formal y su aceptación por Pakistán como era de esperar – abriendo así las rutas de abastecimiento de la OTAN hacia Afganistán.
Es crucial recordar que Pakistán es observador e inevitable futuro miembro pleno de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS) – dirigida por China y Rusia, ambos miembros del BRICS, muy interesados en que EE.UU. y la OTAN salgan definitivamente de Afganistán.
El «precio» pagado por Washington es, por supuesto, la disminución de la presión sobre Damasco, por lo menos por el momento. Erdogán no puede cambiar gran cosa; en realidad no estaba informado.
Fuente: www.voltairenet.org  Autor: Pepe Escobar

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tus comentarios