lunes, 8 de agosto de 2011

La Manipulación sobre el petróleo

El tema petrólero en Venezuela es parte de la matriz de opinión que han querido inducir los apátridas al servicio del imperio estadounidense, y está destinada a confundir y crear falsos resentimientos en sectores de la población que tal vez no han comprendido la esencia de la política exterior venezolana. El denominado Pacto de San José fue creado por la IV república para vender petróleo en condiciones privilegiadas a los países más necesitados de la región. Eso estaba bien; era justo. Pero expresamente se excluyó a Cuba. Eso estaba mal; era injusto. El presidente Chávez eliminó la exclusión. Eso estaba mejor, y con todos fijó condiciones a largo plazo y acordes con su realidad económica y social. Unos pagan con dinero, otros con trueque de bienes y/o servicios, otros con ambos… Nunca hubo más moral, más solidaridad ni más justicia entre pueblos hermanos. Nadie pierde, todos ganan. Pero la indecencia internacional y sus lacayos nacionales manipulan a través de los medios y tratan de engañar a determinados grupos sociales. Son los mismos medios que ayer callaron, y muchos aplaudieron con habitual impudicia la miserable acción excluyente contra la soberana Cuba, la “pecadora” que ha enfrentado al basurero imperial. 

¿En que se invertía antes la renta petrolera? ¿No es cierto que con ella se enriqueció un sector de venezolanos y extranjeros, es decir, que fue a parar a los bolsillos de unos pocos? ¿Por qué Uslar Pietri llamó a “sembrar el petróleo”? ¿No es eso lo que se está haciendo, actualmente? ¿Qué motivaciones impulsaron el descenso de los precios del petróleo, en los últimos años del siglo XX, llevándolo a menos de 8 dólares por barril? ¿Por qué entonces, los gobiernos de turno (Carlos Andrés Peréz y Rafael Caldera) no realizaron acciones para revitalizar la OPEP y elevar los precios, sabiendo que constituía el 80% de la renta nacional? Ese pueblo hoy sabe que la “nacionalización del petróleo” fue una farsa, y que la meta verdadera eran su privatización. 

La renta petrolera ahora satisface las necesidades del pueblo, sin exclusión alguna. Las transnacionales del imperio y sus lacayos deliran inútilmente, pues el gobierno revolucionario se convirtió en sepulturero de sus ilusiones y puso punto final a la rapiña y el saqueo.

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